Serpientes, moscas, gallos, pulpos, saltamontes. ¿Qué tienen en común?
Forman parte de la nueva generación de robots desarrollados en Israel para apoyar en tareas que van desde explorar nuestros cuerpos hasta limpiar el planeta.
Se trata de la serpiente que explora el colon, la mosca que se agarra a cada lado de las paredes de las venas con unos minúsculos “brazos”, la serpiente que viaja al espacio, el gallo que canta y salva vidas de día y de noche, el pulpo que puede explorar los rincones más recónditos del fondo marino y ayudar en misiones de búsqueda y rescate, y el saltamontes que podría limpiar los derrames de petróleo.
Serpiente robótica que explora el colon
Flex Robotic System, un producto de Medrobotics, permite a los médicos navegar el interior del cuerpo humano con riesgo mínimo. El sistema está inspirado en una serpiente y cuenta con múltiples eslabones mecánicos.
Los “ojos” del robot serpiente ven en 3D para ayudar a los cirujanos, que controlan los movimientos por medio de un vídeo y a través de un control remoto. Dentro del cuerpo, Flex puede volverse rígido y permitir a un cirujano pasar por él instrumentos que pueden cortar o suturar. El instrumental también se controla con el mando.
Flex es ideal para explorar el colon, una tarea difícil y a veces peligrosa, y usa una endorfina tradicional directa. Puede ingresar por la boca y permitir a los médicos alcanzar áreas resistentes al acceso del cuerpo como la laringe y las cuerdas vocales.
Medrobotics fue fundada en 2005 en el Instituto de Tecnología de Israel (Technion).
¡Hay una mosca en mis venas!
Cuando el profesor Moshé Shoham comenzó a trabajar con microrobots autónomos que pudieran navegar dentro del cuerpo humano -incluyendo los sistemas circulatorio, digestivo y respiratorio– apodó a estos “insectos” como “moscas robóticas”.
En la actualidad, la empresa basada en el invento de Shoham, habla más sobre las capacidades del robot que de su forma animal. Dentro de un vaso sanguíneo, el robot se agarra a cada lado de las paredes de las venas con unos minúsculos “brazos.”
Los microrobots de esta compañía pueden moverse a través de espacios apretados y curvos y permanecer dentro del cuerpo durante períodos prolongados de tiempo. Pueden funcionar de forma autónoma o se controlados mediante campos electromagnéticos manejados por un técnico.
En 2018, la empresa recibió la patente para comercializar su primer producto basado en la tecnología ViRob de Microbot: un autolimpiador para el tratamiento de hidrocefalias (sobreacumulación de fluido espinal en el cerebro).
La serpiente que viaja al espacio… o a recolectar frutas
Las serpientes son un animal de inspiración popular para diseñadores de robots de Israel.
David Zarrouck, jefe del Laboratorio Bio-Inspiración y Robótica Médica de la Universidad Ben Gurion (BGU), ha desarrollado un robot similar a una serpiente que se mueve hacia delante y hacia atrás a lo largo de una estructura delgada gracias a dos motores que se deslizan arriba y abajo en un cuerpo articulado. A este sistema se le pueden añadir nuevos brazos (hasta cuatro en menos de un minuto).
El gallo canta (y salva vidas) de día y de noche
Los gallos pueden volar, pero prefieren andar. Esta fue la idea para diseñar el robot gallo de la empresa emergente RoboTiCan creada en 2011 por tres estudiantes del laboratorio de robótica de la BGU.
“La mayor parte del tiempo camina, pero cuando encuentra un obstáculo puede volar”, comentó Ofir Bustan, jefe ejecutivo de RoboTiCan, a ISRAEL21C. La principal utilidad del gallo es encontrar víctimas heridas en catástrofes naturales donde no es seguro enviar a seres humanos.
El gallo es resistente: puede caerse desde una altura de seis metros de alto o golpear una pared y seguir operando. Un equipo de robots gallo es de fácil control. Basta un operador humano para ello. Además, los aparatos pueden comunicarse entre ellos incluso sin conexión móvil disponible.
El Ministerio de Defensa de Israel es uno de los clientes de RoboTiCan.
El jardín del pulpo robótico
El “Grupo Octopus” de la Universidad Hebrea de Jerusalén fue creado creó para hacer realidad el primer robot “blando” en forma de un pulpo. Sus brazos de silicona recuerdan a los movimientos de los tentáculos de esos moluscos y se estiran según la necesidad.
Los investigadores, liderados por el profesor Biniamin Hochner, forman parte de un proyecto internacional que comenzó en 1996 para construir un robot parecido a un pulpo que pudiera explorar los rincones más recónditos del fondo marino o ayudar en misiones de búsqueda y rescate. El grupo israelí está centrado en la creación del brazo del robot.
Los robots saltamontes podrían limpiar los derrames de petróleo
¿Son las plagas de saltamontes algo bueno? Cuando se trata de pequeños robots dando saltos, sí.
Los saltamontes han servido de inspiración a un equipo de zoólogos e ingenieros mecánicos que han inventado un robot de cinco pulgadas que puede saltar más de tres metros de alto y cubrir una distancia horizontal de casi 14 metros en un solo salto. El robot no se parece a un saltamontes, pero su diseño está basado en el mecanismo biomecánico del salto en tres etapas de estos insectos.
Estos robots saltarines no se han comercializado aún, pero los desarrolladores de la Universidad de Tel Aviv y la Academia ORT Braude de Karmiel creen que los baratos y pequeños robots saltarines pueden alcanzar sus objetivos de una manera más eficiente que los autómatas más grandes. Y que podrían adaptarse a entornos donde su pequeño tamaño es una ventaja, como la búsqueda bajo escombros o la limpieza de un derrame de petróleo.
Conoce más aquí: https://es.israel21c.org/6-increibles-robots-basados-en-animales/
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