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Alentar el cultivo y la investigación del cannabis con fines medicinales y concienciar al mundo de la necesidad de quitarle a la planta el estigma negativo que aún tiene son los objetivos del congreso CannaTech, que ha reunido en Israel a más de 400 expertos en la materia.

“El mundo puede vivir sin el cannabis, pero no quiere. No quiere porque es bueno”, dijo hoy a Efe el brasileño Ricardo Tolomelli, gerente de una de las empresas que se han dado cita entre ayer y hoy en CannaTech, la primera conferencia internacional en Israel para la “aceleración de la innovación” con esta planta.

Decenas de académicos, cultivadores, promotores y defensores de su uso, tanto con fines medicinales como recreativos, han vertido sus opiniones en un foro que busca alzar la voz a nivel mundial y convertirse en plataforma de diálogo y coordinación transfronteriza.

“Israel es líder en investigación científica con el cannabis, en su cultivo, en cuestiones de riego y, dado que no había ninguna plataforma para conectar a gente de todo el mundo, pensamos en hacer CannaTech”, explicó a Efe el jefe de operaciones del foro, Daniel Goldstein.

Celebrada ayer en Tel Aviv y hoy en Jerusalén, la cita ha contado con la participación del investigador Raphael Mechoulam, el israelí que en los años sesenta aisló y determinó la estructura del tetrahidrocannabinol (THC), el principal componente activo de la marihuana.

Desde entonces, y a diferencia de otros países que lo hicieron mucho más tarde, la legislación israelí permite casi sin restricciones la investigación con esta planta y, desde 1995, también su cultivo y empleo con fines medicinales.

Para Tolomelli, que ha desarrollado la aplicación informática BudBuds.us para intercambiar información entre usuarios y cultivadores sobre la calidad de la planta, el cannabis tiene unos “beneficios personales y terapéuticos” que hacen ineludible el debate sobre su uso.

En América Latina, de donde procede una docena de participantes en el congreso, sólo Uruguay permite su consumo de forma general, en tanto que en Chile y Colombia está aprobado como medicación.

“En Brasil se sigue creyendo que es peligroso no sólo por el efecto de la sustancia, sino también por el crimen (que pueda generar). Se necesita un cambio cultural”, destacó Tolomelli, quien ha trasladado su residencia a Uruguay tras la legalización allí de la planta.

La creciente concienciación sobre las propiedades terapéuticas del cannabis ha generado la aparición de diversas empresas productoras en Israel que trabajan para aumentar el mercado exportando su producto y conocimientos al exterior.

Varios expertos consultados en el congreso calculan en “miles de millones de dólares – ilimitado” el potencial de desarrollo de este mercado, cuyos usos medicinales son aún desconocidos porque “la investigación está en pañales”.

El cuello de botella está en los “ensayos clínicos” con sus diferentes componentes activos, dado que la legislación no es igual en todos los países y muchos, como el Gobierno Federal en EEUU, ponen aún serias trabas, a pesar de que 27 Estados autorizan ya las investigaciones.

El colombiano Michael Aumann, fundador y gerente de CannaIhelp, que asesora en ese país a los cultivadores, asegura que “hay un despertar” en todo lo que tiene que ver con el cannabis desde que el expresidente estadounidense Richard Nixon lo incluyera en 1972 en la lista de drogas más peligrosas y la ilegalizara.

“Muchos de los conservadores siguen creyendo que es un portal hacia otro tipo de drogas, cuando el 60 % de sus usuarios en Estados Unidos nunca cruza a otras”, señala este experto al quejarse de que no es justo que “no se permita administrarla a miles de veteranos de guerra que acaban suicidándose” y podrían salvarse.

El trastorno por estrés postraumático es uno de los campos donde el uso medicinal del cannabis parece tener un éxito más probado, aunque se administra también para otras muchas enfermedades y afecciones.

Los tratamientos en Israel con esta droga se utilizan para problemas neurológicos crónicos como esclerosis múltiple, Parkinson, dolor por enfermedades como el cáncer, fibromialgia o amputaciones, a los que se suman trastornos como anorexia y otros desórdenes alimenticios en los que el cannabis estimula el apetito.

Por Elías L. Benarroch

http://www.eldiario.es/sociedad/Israel-impulsa-CannaTech-cannabis-medicinal_0_492401502.html